En esta exclusiva entrevista con Bárbara Silberberg Cargill, cofundadora y gerente de marketing de Copptech, que es una innovadora empresa chilena con una tecnología antimicrobiana patentada, sobre las ventajas de su tecnología a base de cobre y zinc, sus planes para desarrollar el mercado médico, y la importancia de Asia para la misión de Copptech para “proteger a la mitad de la población mundial”.
Para empezar, Bárbara, ¿puedes contarnos un poco de Copptech y de la razón por la cual tu hermano y tú la fundaron?
Creamos Copptech hace aproximadamente ocho años con una tecnología a base de cobre y zinc que se descubrió un laboratorio chileno. Al reconocer su potencial, quisimos comercializar esa tecnología y llevarla a la gente. Primero, esta tecnología elimina los hongos, las bacterias y los virus del material en el que se introduce. De inmediato pensamos que esto serviría para el área médica. Imagínate el uniforme de un doctor, siendo que es uno de las elementos más contaminados de un hospital, incluso más que el baño, porque un doctor va a verte a ti, que tú tienes una bacteria y después va a ver al paciente de la habitación del lado y le traspasa esa bacteria a través de su ropa. Ahora, todo el mundo sabe por el tema de COVID cómo los virus pueden esparcir y causar incluso una pandemia global, pero antes no fue así.
Actualmente tenemos nuestra sede y laboratorio en Chile, pero podríamos mudarnos pronto. Desde marzo hemos tenido reuniones con la embajada del Reino Unido sobre la posibilidad de abrir oficinas allá a través de su programa para los emprendedores globales, GEP (Global Entrepreneur Program). También tenemos una oficina operativa y una fábrica en China porque muchos de nuestros proveedores están allá y también muchas fábricas de nuestros clientes. Además, contamos con una oficina comercial en California en Estados Unidos.
Nuestra visión es proteger a la mitad de la población mundial a través de nuestros socios utilizando nuestra tecnología Copptech como una marca ingrediente.
¿En breve, qué es la tecnología Copptech?
Básicamente es un aditivo antimicrobiano que se puede incorporar en el proceso productivo de plástico o hilados y hace que el producto terminado – como vestimenta o materiales de construcción como el concreto, el cemento, las melamina, etcétera – sean antimicrobiano, y luego la protegen de la degradación prematura que pueden causar los hongos, los virus o las bacterias. Además, disminuye la propagación de estos microbios, los cuales se alojan y se reproducen en las superficies y productos. En esencia, es una nueva tecnología madre que funciona como un escudo protector, el cual crea una barrera entre el foco de infección y las personas.
Siempre innovamos nuevas formulaciones para diferentes materiales y rendimientos. Por ejemplo, tenemos que hacer que nuestro polvo no cambie el color de la material de nuestro cliente o su durabilidad o cualquier otro aspecto esencial. Siempre al final logramos dar en el clavo casi todos los requerimientos de potenciales clientes porque tenemos un equipo muy bueno. En nuestro laboratorio en Chile, tenemos por un lado una área de microbiología que están mirando si crecen las bacterias y por otro lado tenemos nuestro equipo de desarrollo que ven cómo aplicar la tecnología en el material. A este proceso lo llamamos el “antimicrobial challenge”: Cómo lograr que el producto de un potencial cliente incorpore la tecnología Copptech para eliminar virus, hongos y bacteria de una manera fácil y costo efectiva.
¿Cuáles son las ventajas de tu tecnología?
Nuestra tecnología tiene dos principales ventajas. La primera es que podemos estar integrados en la cadena de suministro de nuestros clientes perfectamente. Asimismo, no obligamos a nuestros clientes a comprar otra máquina adicional, porque eso puede ser una dificultad muy grande o costosa. Mucha de nuestra competencia sí les obliga a cambiar algunas partes de sus procesos. Al contrario, simplemente vamos a sus plantas con nuestro técnicos, evaluamos en qué parte podemos agregar la tecnología Copptech y seguimos probando los procesos hasta que nos de el resultado perfecto. Como resultado, ofrecimos la ventaja de ‘seamless integration”, o sea, una integración muy fluida sin complicaciones.
La segunda se trata del costo. No es tan conocido, pero hay distintas empresas que hacen algo parecido a Copptech, pero el 90 por ciento de ellas a nivel global están usando como componente la plata. Además de que la plata es muy dañina tanto para el medio ambiente como las personas, también es un metal precioso así que es muy caro. Diríamos que los productos de nuestra competencia son más o menos 70 por ciento más caro que los nuestros.
Cuando empezamos, nos dimos cuenta de que íbamos a tener que trabajar mucho para lograr bajos costos, ya que la tecnología generalmente es una clase de “price premium”. Por esto, los primeros años de Copptech fue mucho trabajo para lograr un precio competitivo, ya que queremos proteger a la mitad de la población, y sólo lo lograríamos si estamos en los productos de consumo masivo. A continuación, lo que pasó es que las empresas se dieron cuenta de que nuestra tecnología no era tan cara y pudieron usarla no sólo para sus productos premium, sino también los de consumo masivo, así que ampliamos la demanda de nuestra tecnología Copptech.
¿Nos puedes presentar unos casos de éxito de la tecnología Copptech?
El crecimiento de Copptech como empresa está enraizándose al concepto de marca ingrediente. Una marca ingrediente es un producto componente de otro producto final fabricado por otra empresa, así que forma una alianza de ‘co-branding’ con esa otra marca. Un ejemplo muy famoso es Gore-Tex, un producto textil técnico que está muy asociado con las prendas deportivas para su beneficios de repelencia al agua.
Lo primero que hicimos fue una colaboración con una empresa chilena llamada Monarch. Empezamos con calcetines antimicrobianos, y resulta que, al eliminar las bacterias, este calcetín no tiene mal olor. Además, también va regenerando los tejidos de la piel, lo que es muy beneficioso para pacientes diabéticos que pueden sufrir de problemas de cicatrización de heridas. Esos calcetines antimicrobianos también eran muy útiles para los militares que van a expediciones en países húmedos, en donde se les producirían hongos.
Hicimos otra colaboración exitosa con la empresa ARAUCO, que es uno de los mayores proveedores globales de melamina para muebles. Las enfermedades infecciosas se propagan mayormente por contacto, pues hace mucho sentido que trabajamos en esta área.
Otro producto con COPPTECH son los tableros de madera OSB (una clase de tablero de madera) para construir casas, a través nuestra colaboración con una empresa estadounidense, Lousiana Pacific (LP). Lo que pasó es que, al eliminar las bacterias, eliminamos también las termitas porque comen las bacterias que viven en la madera. Además, la tecnología Copptech asegura que las termitas no quieran alimantarse de la madera, generándo un ambiente hostil para ellas. Este beneficio es enorme porque puede asegurar que las maderas durarán 30 años ya que tienen más resistencia estructural. Por eso, tenemos contratos con ellos en Chile e incluso hemos estado expandiendo a Estados Unidos con ellos.
Con esas colaboraciones se nota que hay muchas industrias en las que podemos generar grandes beneficios. Hoy en día 70 por ciento de nuestra actividades están en el área industrial y el resto está en el sector textilero.
¿Ahora con la situación de COVID-19, cómo se han visto afectados tus operaciones?
Para empezar, cuando el COVID llegó en Chile en marzo 2020, ya tomamos el primer paso: trabajamos con la Universidad de Southampton en el Reino Unido con el profesor Charles W. Keevil, quien es uno de los expertos en tecnología antimicrobiana a nivel global. Le dijimos que queríamos que certificara si Copptech funciona contra el COVID. Estábamos 90 por ciento seguros que sí porque nuestros científicos nos habían explicado que el virus tenía una estructura similar a la de otros virus contra los que nuestra tecnología ya funcionaba, pero tuvimos que estar seguros. Los resultados fueron súper buenos y tenemos resultados positivos para muchos materiales como las melamina, textiles, pinturas y más.
El COVID dio mucha visibilidad al tema de las enfermedades infecciosas. Nosotros sí hemos venido hablando de todo esto de los microbios y hongos y virus, pero después del surgimiento de COVID muchos de nuestros contactos quedaron muy impresionados con nosotros, aunque obviamente ¡no predecimos la llegada de COVID para nada!
Sin embargo, como una marca ingrediente formamos colaboraciones a largo plazo – como durante diez años – así que nuestras ventas no se dispararon como tal, pero lo que sí pasó fue que muchos clientes potenciales que estaban indecisos sobre nuestra tecnología lograron dar el paso e iniciar una alianza.
Otra cosa es que COVID nos hizo más fácil hacer nuestro pitch, porque ahora la gente ya entiende qué es un microbio, la importancia de protegerse, etcétera; así que nuestro equipo comercial no tiene que empezar su discurso explicando todo esto.
Un último impacto que tuvo el COVID fue motivarnos a pensar en establecer más sitios de producciones afuera de China por la seguridad de la cadena de suministro.
¿Piensan en entrar el sector médico con su tecnología?
Hoy en día, el área médica es nuestra prioridad uno. Queremos empezar con un parche médico que hace que las heridas sanen más rápido y evita que estas se infecten, porque las infecciones de herida es una de las causas de mortalidad más altas de las pacientes, sobre todo en países que tienen instalaciones médicas más rudimentarias o menor acceso a cuidados con estándares de higiene. De hecho, ya lo tenemos; en 2016 hicimos un estudio sobre este parche con el servicio de salud nacional (National Health Service en inglés) del Reino Unido.
El estudio que hicimos se trató de pacientes que tuvieron cesáreas. Normalmente las mamás sólo se quedan una noche hospitalizadas y luego van a su casas con un parche medico y desinfectante. Muchas vuelven con infecciones y tienen que quedarse entre tres y cinco noches más. En nuestro estudio, nuestro parche fue el único que pudo evitar las infecciones, disminuyendo por 38 por ciento la tasa de la readmisión de mujeres al hospital por infección – ¡lo que es un resultado fabuloso, ya que esperábamos una reducción de solo cinco por ciento!
Desafortunadamente en aquel tiempo no tuvimos la capacidad para proveer este producto porque éramos una empresa muy pequeña y queríamos prestar bien el servicio, pero ahora estamos buscando la manera de desarrollarlo y entregar este beneficio a más personas. Necesitamos fondos y por eso estamos en un proceso de levantamiento de capital, una serie B, aunque buscamos un socio más que capital, un socio que nos pueda llevar a nuestra visión de proteger a la mitad del mundo y lograr encontrar partners estratégicos que compartan la misma visión. Aquí está un video que hicimos para este objetivo.
Para terminar, ¿tienes consejos para empresas latinoamericanas que quieran entrar China o Asia?
Yo creo que estamos en un mundo cada vez más global y tenemos que atrevernos a no quedarnos sólo en lo local, sino tener el valor de aprender mucho de la gente de afuera. Lo que nos hemos dado cuenta es que cada uno de estos países en los que estamos ve las cosas de una manera distinta, y todo esto nosotros lo apropiamos para hacer que nuestro producto y nuestro servicio sea cada vez mejor.
Para el escalonamiento de Copptech y su crecimiento los últimos años, el abrir nuestra oficina en China cumplió un rol fundamental. Asia se está instalando con un continente no solo operativo, sino también con amplio potencial en innovación y tecnología. Una empresa que quiere estar a la vanguardia de la innovación y tecnología necesita una presencia clara en dicho continente.
La pandemia nos ha enseñado que a veces la distancia física no es tan relevante, cuando se comparten los mismos principios. Y nos queda muy claro que, si queremos proteger a la mitad de la población mundial, Copptech tiene que llegar a Asia.