Digevo: brindar la evolución digital a América Latina Entrevista exclusiva con presidente Roberto Musso

Roberto Musso, Digevo

Entrevista exclusiva con Roberto Musso, fundador y presidente de Digevo Group, un grupo de empresas digitales chileno, sobre el desarrollo exitoso de su compañía durante los 26 años pasados, el significado real del concepto de ‘transformación digital’ y su secreto para equilibrarse sus responsabilidades laborales y familiares.  

Para empezar, me gustaría que empezaras con la historia de cómo y por qué fundaste Digevo en 2005.

El grupo adquirió la marca Digevo en 2005, pero en realidad la historia empezó mucho antes. La primera empresa tecnológica que yo fundé fue STI, en 1997 porque, en ese año, Internet estaba recién llegando a América Latina y vi la oportunidad para empezar a desarrollar la conectividad internet en Chile y desde Chile hacia la región. Así, básicamente hicimos todos los sitios web de bancos de ese tiempo, los cuales eran muy importantes para el sector financiero que también estaba recién iniciando sus posiciones web. Esa fue nuestra primera empresa tecnológica y luego tuve la suerte de que fuera adquirida muy rápido por una multinacional española que quería instalarse en América Latina.

Con renovado entusiasmo y ahora más capital, seguimos desarrollando nuevas empresas hasta alrededor de 2005, cada una con su propio nombre y dedicada a distintas cosas, pero entonces un amigo me dijo, “oye, pero esto no funciona bien porque cuando va una compañía tuya a un cliente corporativo y luego va otra, el cliente no sabe que es del mismo grupo. Tienes que desarrollar una marca única.”

Así, en 2005 se fundó Digevo Group para agrupar todas las empresas que habíamos fundado, aunque el inicio formal fue recién en el año 1997. La palabra ‘Digevo’ significa ‘digital evolution’ (en inglés). Desde hace 25 años desarrollamos negocios digitales a lo largo de la región, con la tecnología más emergente en cada momento. Actualmente operamos en 14 países hispanohablantes latinoamericanos, y tenemos además una oficina en Miami. Ofrecemos servicios tanto para personas con modelos de suscripción digital, como para empresas en modo ‘Software as a Service’ (SAAS). Trabajamos en muchas áreas, sobre todo en conectividad, marketing e industria 4.0.

A lo largo de estos 25 años, hemos traído la tecnología internet, que era muy joven en los años 90s, y, diez años después, nos especializamos en tecnologías móviles, creciendo con ellas a medida que se desarrollaban, tratando de capturar todas las oportunidades que esas traían, de la mano de empresas de telecomunicaciones de la región. Hoy en día, todos los operadores móviles más conocidos de la región son socios nuestros y eso nos permitió expandirnos a toda América Latina.

Dentro del espacio digital, ¿cuáles son tus áreas de enfoco?

Hace 5 años estamos muy enfocados en inteligencia artificial (IA). Diseñamos soluciones que permiten a las empresas mejorar sus resultados utilizando la innovación, tecnología y transformación digital. En general, trabajamos con los grandes actores del mercado y ya entendemos que tenemos que acercarnos a los negocios de nuestros clientes para comprenderlos muy bien y así apoyarlos mejor, ya que a ellos no les interesa la analítica por si misma, sino los resultados y el beneficio de negocios.

Tenemos procesamiento de lenguaje natural y modelos predictivos que se pueden aplicar a procesos de cobranza y ventas. Tenemos tecnología propia que estamos usando para apoyar áreas específicas de ‘Smart Cities’ y también en algunas aplicaciones específicas para retail. En esta industria tenemos convenios con operadores de centro comerciales y de supermercados para aplicar visión computacional y así levantar data desde los espacions físicos y optimizar la experiencia de sus usuarios.

Creemos que hay una gran oportunidad en las industrias tradicionales como acuicultura, agricultura, forestal, minería, energía, etcétera, que también están empezando a demandar transformación digital ahora más decididamente.

¿A qué desafíos se enfrentó el grupo al expandirse regionalmente, un logro que no es tan común en general para empresas latinoamericanas?

De hecho, nos enfrentamos a todos los desafíos que uno espera que surjan al expandirse. Sin embargo, francamente, descubrimos que la expansión internacional era mucho más fácil de lo que uno esperaba en América Latina.

Probablemente el problema era más de nuestro ‘mindset’ que de otra cosa, porque al operar en los países hispanohablantes de América Latina, la cultura es muy parecida, el lenguaje es igual y los problemas son muy similares, y, como consecuencia, la forma de organizarse es muy similar. Todos los países hispanohablantes latinoamericanos son muy parecidos, así que la verdad es que la expansión digital – porque nuestros servicios son 100% digitales – no es tan difícil. Claro que hay que formar empresas en cada país y resolver los problemas tributarios, desarrollar posiciones comerciales, diseñar productos que sean internacionales para el manejo de las monedas y de las particularidades individuales – todo eso lo tenemos absolutamente resuelto. Pero todo esto es algo que uno espera cuando se despliega en múltiples países. Entonces, más allá de estos aspectos, no tuvimos tantos problemas, sobre todo, al operar digitalmente como hemos hecho.

¿Piensas en seguir expandiendo a otras regiones?

Probablemente, aunque estamos un poco atrasados por la pandemia. El mercado más natural para nosotros es España, por ser hispanohablantes. Por eso, sin cambios mayores, podemos avanzar sobre España y, de hecho, es lo que estamos haciendo hoy en día.

El otro mercado natural es Estados Unidos, ya que hay mucha gente allá que habla español y que está interesado en consumir algunos de nuestros servicios. Obviamente también podemos preparar nuestros productos para otras lenguas, pero lo natural es dar el paso previo, en español.

Dicho esto, la verdad es que América Latina es un gran mercado, con más de 600 millones de personas que tienen muchas necesidades digitales. Creemos que podríamos seguir creciendo, teniendo un foco en América Latina solamente.

Cambiando de tema, el campo de la IA ha cambiado mucho en los últimos 10 o 15 años. ¿Cómo ha avanzado IA en América Latina en general?

Para ser sincero, en América Latina creo que tenemos un atraso respecto del desarrollo que se ha producido en Estados Unidos, en Asia y en China, sobre todo. Esto se ha debido probablemente a que el nivel masivo de conectividad que tenemos es muy reciente, se remonta solo a 2014 o 2015, es decir, desde hace muy poco.

Por lo tanto, podríamos decir que América Latina está saliendo recién de la era del desarrollo en conectividad. Es decir, toda la estrategia basada en la conectividad y la digitalización empezó a surgir muy recientemente. Como consecuencia de eso, las empresas y las organizaciones recién se empiezan a transformar hacia lo digital desde hace muy poco y recién hoy están con planes reales de adoptar IA y otras nuevas tecnologías, pero lo que estamos viendo es que, si bien hay algunas empresas muy adelantados, la mayoría está atrasada respecto a la adopción de IA.

Me refiero a que la inteligencia artificial puede representar una mejora incremental en lo que tú ya haces, o un cambio mayor, refundacional. Esto último es más adecuado, porque la inteligencia artificial va más a cambiar la clase de cosas que haces. El carácter del cambio debe ser estratégico y sobre eso, francamente, hay muy poco avance en la región.

En todos los países hay dos grandes grupos. El primero es el grupo de los que administran las empresas, que normalmente son de edad madura, sin formación digital. Su comprensión de IA a nivel técnico no es muy alta y eso implica que, a nivel estratégico, su comprensión de IA tampoco es muy alta. Como este grupo es el mismo que toma las decisiones en América Latina, sufrimos un retraso estructural. Sin embargo, ellos en general son gente inteligente, muy experta en lo que pasa en su industria en el mundo, y ya empezó a fijarse en la globalización de empresas como Alibaba, Amazon o MercadoLibre, que son nativas digitales, y en el impacto inicial de los desarrollos en IA en sus propios mercados. Así, empieza a despertar su interés en las aplicaciones de las nuevas tecnologías, y, en consecuencia, crece su inquietud por adoptar e impulsar este movimiento en sus propias empresas. Hemos visto en los últimos 2 años que ya se empiezan a incluir especialistas digitales en los directorios de las grandes empresas, lo que es una gran noticia.

Por otro lado, está el segundo grupo, que recién viene saliendo de las universidades, el de los ingenieros en computación y científicos de datos, quienes sí comprenden perfectamente el concepto de IA y han sido entrenado en esto. Pero aún tenemos poco volumen de esos profesionales, a diferencia de Asia, por ejemplo. Por otra parte, si buscas combinar ese conocimiento de IA con capacidad de emprendimiento, el volumen de potenciales emprendedores IA se reduce aún más. Necesitamos incrementar en forma importante el número de profesionales capacitados en IA y en emprendimiento dinámico, si queremos una mayor creación de empresas tecnológicas nuevas.

Ahora con COVID, la tecnología digital se ha vuelto mucho más importante para las empresas de todos los tamaños. Habiendo trabajado con muchas empresas, ¿cuáles son algunos de los conceptos malentendidos sobre la digitalización y IA?

Es cierto que yo me he topado con quién no comprende en profundidad las ideas de transformación digital. Uno de los conceptos más malentendidos es que la digitalización te permite hacer lo mismo que tu hacías antes, pero ahora digitalmente. Obviamente esto no es transformación digital. Esta falta de comprensión profunda y estatégica ha sido una valla para nuestro avance hasta ahora, pero paulatinamente el proceso de digitalización ha ido siendo mejor comprendido y las empresas empiezan a reformar sus modelos de negocios para no hacer lo mismo que antes “digitalmente”, sino para encontrar nuevos productos, nuevos modelos operacionales y nuevos modelos de negocios, aptos para un entorno digitalizado.

¿Hablando do ese tema de transformación digital en general, los gobiernos latinoamericanos la han ayudado? Y en Chile en específico, ¿que según entiendo tienen un gobierno bastante más educado y estable?

Lamentablemente no a la velocidad que deberían. Hay que entender que la situación política de todos los países latinoamericanos en general es muy efervescente. América Latina, tal como muchos países del mundo, ha tenido su estallidos sociales. También relacionado con la conectividad digital, cuando la gente se conecta y comparte su malestar por su situación y se coordina para protestar, surgen las revueltas sociales masivas. Si sumamos a esto los problemas asociados con la pandemia y con su impacto económico, creo que los gobiernos en general tienen metas más prioritarias, de muy corto plazo, y están muy ocupados.

Desde hace muy poco tiempo, los distintos países en América Latina empezaron a evacuar políticas formales de IA, en circunstancias en que eso ya sucedió hace mucho tiempo en Estados Unidos, Europa y Asia. Esto todavía no está considerado una materia prioritaria, lo que se manifiesta, por ejemplo, en que aun muchos niños que están en colegios rurales no tienen conectividad.

Desde el lado más positivo, sí hay un esfuerzo que puede ser interesante, ya que en muchos países hay agencias que fomentan tanto el emprendimiento digital como el emprendimiento en general, lo cual ha sido muy esperanzador. También los gobiernos y los estados han adoptado la digitalización para hacer más eficientes su procesos de atención pública y eso podría ser también un impulso digitalizador.

En Chile existe hoy una serie de problemas sociales y económicos que se llevan la agenda. Además, en Chile, a lo largo de los últimos años, hemos tenido una cultura de mirarnos internamente casi en exclusiva, poniendo poca atención al mundo y su desarrollo. A nivel masivo, más allá de las élites expertas, estamos un poco ajenos al avance estratégico de la tecnología de información a nivel global. Por eso, parte de mi tarea personal, y la de Digevo, es provocar el interés en lo que pasa en el resto del mundo, facilitando medios conceptuales y tecnológicos para acelerar la adopción de IA. De otra forma, el no estar preparados nos va a afectar. Resumiendo, si bien Chile ha hecho su esfuerzo, yo no diría que destaca en digitalización respecto al resto de los países del continente.

A continuación, también has publicado un par de libros sobre un nuevo modelo de emprendimiento para los mercados emergentes ¿qué es y por qué lo necesitan?

Cuando me tocó la oportunidad de emprender, a fines de los años 90, empecé a enfrentarme sin tener mucho conocimiento a este desafío. No había mucha literatura y lo poco disponible emergía muy paulatinamente desde Silicon Valley o desde Europa. Pero, al tratar de aplicar esas técnicas, me di cuenta de que no funcionaban, porque el entorno de un país desarrollado es muy diferente del entorno latinoamericano, por ejemplo, en posibilidades de financiamiento, que son muy masivos en países desarrollados y no así en países emergentes; en bancarización, de la que sólo hay un nivel bajo en países emergentes, etcétera. Todo esto, sumado a que el tipo de problemas que tenemos acá también es diferente a los que abordan los startups de mercados desarrollados, hacía claro que replicar sus metodologías no iba a funcionar. La forma de desarrollar empresas debe ser adaptada para nuestra realidad. Entonces, para resolver este problema, nos enfocamos nosotros en desarrollar una metodología que fuera apta para países emergentes.

Una de las ideas principales fue que, en los países emergentes, al no haber financiamiento en volumen, el emprendedor debe enfocarse con mucha prioridad en el punto de equilibrio (‘breakeven point’ en inglés), en lo que más del 90% de los proyectos emprendedores fallan – una tasa altísima. Al entender esto y tratar de evitar que nos pasará a nosotros, desarrollamos una serie de técnicas y consideraciones para enfrentar el riesgo de quedar sin financiamiento y perder nuestras empresas producto de eso. Esta idea cruza las dos publicaciones que he escrito, ‘El Valle de la Muerte’ y ‘The Startup Journey’.

Por suerte, la metodología que desarrollé fue adoptada por CORFO, la agencia estatal de fomento chilena, como base de su política para impulsar y financiar el emprendimiento local. Luego empezó a ser replicada en varios países en América Latina. Luego aumentó la madurez tanto en el entorno de emprendimiento, como en ‘mindset’, influido enormemente por la creación de Startup Chile, que es una aceleradora que busca motivar la creación de startups en el país.

Para terminar, una pregunta un poco personal, pero vi que tiene seis hijos y también un gran número de funciones y responsabilidades además de ser presidente de Grupo Digevo ¿cómo gestionas el equilibro entre el trabajo y la vida familiar?

¡Lucho contra el desequilibrio a diario! Tengo mucha suerte porque mi familia me ayuda mucho. Me dejan mucho tiempo para mi trabajo en Digevo y como profesor. Pero, por supuesto, me hago cargo de mis tareas familiares, como, por ejemplo, apoyar a mis hijos en matemáticas. Estoy siempre disponible. El equilibrio es un desafío porque hoy, sobre todo con la posibilidad de conectarte en cualquier momento, en cualquier lugar, es muy fácil siempre estar muy accesible para tu entorno de trabajo. Por consiguiente, hay que ir equilibrando tu actividad personal y familiar con la empresarial. Ya, con tanto tiempo trabajando, sé perfectamente que no puedes estar bien en los negocios si no tienes equilibrio personal y familiar– ambas áreas se nutren mutuamente.