Giovanni Corredor es Ingeniero Eléctrico con estudios de maestría en Gestión de Ingeniería y Defensa y Seguridad Nacional y trabajó en las fuerzas militares durante más de 22 años. Nos comparte un poco sobre asuntos espaciales desde su experiencia en la Fuerza Aérea Colombiana y la Vicepresidencia de Colombia.
¡Nos gustaría que se presentara y nos contara un poco de usted!
Yo soy Giovanni Corredor, coronel retirado de la Fuerza Aérea Colombiana. El último cargo que desempeñé fue el de asesor de asuntos espaciales para la Vicepresidencia de la República de Colombia.
Para tener una base común de los términos, ¿Cómo definiría la tecnología aeroespacial?
Es toda la tecnología que está relacionada con ir al espacio, desde lo que se necesita en tierra, hasta lo que se va directamente al espacio, no solo para temas científicos, sino también tecnológicos. Es decir, solamente de cosas como exploración espacial, que es un poco el enfoque de NASA, sino también el aprovechamiento comercial del espacio, todo eso se puede considerar tecnología espacial.
¿Cómo afecta a los seres humanos?
Mucho, sería muy difícil tener un día sin el espacio. Hemos llegado a un punto en que la dependencia de la vida moderna con los recursos que provienen del espacio es muy alta. Por ejemplo, los sistemas de cómputo a través de los cuales usamos el Internet utilizan la señal del GPS que está en el espacio para sincronizar todos esos sistemas, es una señal que se llama de reloj de tiempo. Si eso no existiera se dificultarían las comunicaciones entre los sistemas, eso nos muestra un poco el grado dependencia que tenemos de la tecnología espacial.
TechLATAMAsia tiene proyectos de foodtech en China y Singapur y de movilidad en Chile, por eso quería preguntar, ¿ha visto que la tecnología espacial haya trabajado, por ejemplo, en el sector agrícola y de movilidad?
En el tema agrícola, Colombia es uno de los países que menos aprovecha la tecnología satelital. Por eso, existe un gran potencial para desarrollar negocios a partir de productos que vengan del espacio. Por ejemplo, en el 2020, haciendo el análisis costo-beneficio para la constelación de observación de la Tierra de Colombia, tuvimos una reunión con Fedepalma[1]. Ellos tienen un problema con una bacteria que se llama la ‘pudrición del cogollo’, ha causado pérdidas de alrededor de unos $2.500 millones de dólares en 10 años. Hay ciertas condiciones meteorológicas que pueden ayudar a la aparición de la bacteria, y, a través de imágenes satelitales, se podría determinar si va a aparecer y detectarla antes que se esparza en todo el cultivo. De hecho, estas imágenes también ayudan a determinar el momento de aplicar el fertilizante y la cantidad, que también ayuda a incrementar la productividad. También, en Argentina en el 2019 más o menos lanzaron un satélite de radar que ellos construyeron para el monitoreo de cultivos, especialmente de trigo y soya, ya que son una potencia en la producción de esos cereales. Con esto, convencieron al Gobierno de conseguir fondos para construir el satélite y ayudar a monitorear los cultivos, mejorando la productividad.
En cuanto a los temas de movilidad, la construcción y diseño de carreteras son un ejemplo. En Colombia, con una orografía tan accidentada atravesada por tres cordilleras, puede ayudar el uso de imágenes satelitales y, en general, el uso de información geoespacial. Tener una perspectiva diferente del territorio ayuda al planeamiento de esas obras de infraestructura tan grandes que requiere el país. Las vías 4G, por ejemplo, o diseñar nuevas hidroeléctricas y definir el impacto en el medio ambiente y en las comunidades que habitan ahí. En el año 2020, en la política pública de logística (Conpes [2] 3982), por primera vez se habla de logística multimodal, donde pusieron un énfasis en tener sistemas de posicionamiento y monitoreo para determinar la localización y tiempos de los vehículos de carga.
Usualmente se relaciona este sector con una carrera política entre grandes países, pero sería interesante saber, ¿esta tecnología cómo puede ayudar a países en vía de desarrollo?
Lo que ha sucedido en los últimos años, “la nueva carrera espacial” (new space), ya no es la carrera de la guerra fría entre Oriente y Occidente, ya involucra el sector privado y eso ha traído mayores eficiencias. Desde la construcción de satélites, la industria de lanzamiento (500% más baratos), hasta el valor agregado de la información. Con privados dueños de constelaciones, hay nuevos modelos de negocio y eso se traduce en que, para países como Colombia, que de momento no ha destinado recursos para ser propietarios de sus propios activos espaciales, existan oportunidades para aprovechar esos recursos.
Ahora, puede que, en un primer momento, al hablar del espacio, se recuerda a Neil Armstrong pisando la luna por primera vez y se puede sentir muy lejano de la vida en la Tierra. Pero, el programa Apolo trajo muchos avances en ‘spillovers’ (el paso de la tecnología de un sector a otros), por ejemplo, al sector farmacéutico, al tecnológico para textiles, o la industria de alimentos. Las revoluciones que han sucedido son porque esa tecnología se pudo pasar de ese campo a otros diferentes y generar mayor riqueza. Eso para decir que, aún eso que vemos tan lejano de nuestra realidad, nos sigue beneficiando. Aún más sentido tiene, por ejemplo, un satélite con la misión de monitorear el territorio de un país, eso se conecta directamente con la calidad de vida de las personas. En la Comisión Colombiana del Espacio (CCE), medimos los impactos que podría traer a la economía adquirir la constelación de satélites. Lo hicimos con el sector agrícola y la reducción de pérdidas por desastres naturales, para saber cuánto dinero podríamos ahorrar. En este caso, el Departamento Nacional de Planeación de Colombia (DNP), había calculado que, por desastres naturales, se pierde alrededor del 5% del PIB anual, eso es muchísimo dinero. Si nosotros pudiéramos causar un impacto en eso usando la tecnología satelital para actuar con mayor rapidez o antes que sucedan los desastres, ya estaríamos casi pagando una constelación por sí sola.
Pero, aun así, si no se quiere invertir en tener constelaciones, el sector privado ya ofrece muchas oportunidades para que nosotros usemos la información. Al final, lo más importante no son los satélites, sino cómo utilizo la información que viene de allá. Desde la soberanía de los países, está la ambición de ser dueño del satélite, pero al hablar de cómo beneficiar a un país, se necesita poder gestionar esa información para decisiones de política pública, no ser el dueño del satélite. En ese caso, países como Colombia, que tienen deficiencias en infraestructura, y que la presencia del Estado no está en todo el territorio nacional, un solo satélite ubicado en el espacio permite cubrir grandes cantidades de territorio, monitorear y ayudar a las comunidades que están viviendo más aisladas en el país.
Con su experiencia en estos temas, ¿Cómo ha visto que se involucre el sector privado? ¿conoce de incentivos para este?
Aquí en Colombia lo hemos intentado, pero no se han desarrollado los mecanismos para eso. Dentro de la CCE, la vicepresidente (Marta Lucía Ramírez) ha reiterado la necesidad de que el sector privado se involucre, pero esta no es una industria en la que el sector privado tenga la iniciativa de invertir. Esto se habló con el DNP cuando estábamos haciendo la política pública espacial, no entendían por qué el gobierno tenía que involucrarse. Sin embargo, este caso no es como encontrar un yacimiento de petróleo, que, si el gobierno no se involucra, el privado sí lo hace porque hay un mercado para eso. En este tema, si empiezo a desarrollar satélites, ¿quién los va a comprar? Hasta que no haya uno en órbita, no van a confiar. Por eso, los gobiernos juegan un papel muy importante en los incentivos, pero también siendo partícipes del mercado. En Estados Unidos, tienen más de 50 años de evolución en el que todo lo desarrollaba el gobierno y los privados eran contratistas del gobierno, y ya hay un mercado tan maduro que ahora los privados por sí solos deciden invertir. Pero nosotros no estamos en ese punto de madurez, por lo tanto, un privado aquí no va a invertir si no va a ver una oportunidad de mercado. El principal contratante de servicios espaciales es el gobierno.
Relacionado con la pregunta anterior, aunque sea un sector un poco prematuro ¿conoce empresas o startups que trabajen en estos temas? Si sí, ¿cuáles?
En Colombia hay empresas que se encargan más que nada de ser representantes de empresas de otros países. Se constituye la empresa, pero en realidad se suministran productos de empresas de otros países. Hay otras empresas donde están tratando competir en el mercado del análisis de imágenes, lo han hecho bien, pero las imágenes no vienen de activos de ningún colombiano. Aunque es interesante, porque están en un sector donde agregan valor a esos productos que vienen del espacio. Aquí hubo una empresa que se dedicó a la construcción de satélites, fundada en el 2007-2008. Se llama Sequoia Space, aún existe, pero ellos cambiaron de misión, se cansaron de tratar de vender satélites al gobierno, que no les quería comprar, y terminaron cambiando su oferta de valor. Ahora se dedican a temas de consultoría o análisis de imágenes satelitales porque no tuvieron ningún éxito a través de la de la construcción de satélites.
¿Qué países emergentes en el sector llevan la delantera en este tema?
En este tema vamos a hablar solamente de emergentes en el sector espacial. Un país que está desarrollando muy buena tecnología es Dinamarca, un país con un PIB per cápita muy alto, pero en el tema espacial no era un actor relevante. Desde hace unos 8 años, con una empresa que se llama GomSpace, ya se ha convertido en un referente en la construcción de satélites pequeños, han ganado contratos con la Agencia Espacial Europea y pusieron una sucursal en Estados Unidos para poder obtener fondos a través de la NASA. Los desarrollos se siguen viendo en países del primer mundo, con una economía muy desarrollada, aunque no tengan antecedentes en el tema espacial. Está el caso de Suecia, Corea con importantes desarrollos, o los Emiratos Árabes Unidos con un programa donde han invertido más de 5 mil millones de dólares, donde también quieren ir a Marte.
En el caso latinoamericano, aquí los dos referentes siguen siendo Brasil y Argentina, aun con todas sus dificultades. Es increíble lo que lo que ha hecho Argentina, ellos son capaces de construir sus satélites propios. No pueden lanzarlos, pero pueden construir satélites muy desarrollados, aun con todas las dificultades que tiene su economía, ellos siguen apostándole al tema espacial. Con el gobierno de Bolsonaro, Brasil empezó a revivir su programa espacial. Ellos tenían un programa muy ambicioso, aunque lo cancelaron por un accidente en el puerto espacial de Alcántara. Pero desde que llegó el presidente, el asunto espacial se volvió relevante otra vez. De hecho, firmaron el acuerdo de salvaguardas tecnológicas con Estados Unidos que le permite a empresas estadounidenses y a las fuerzas militares de Estados Unidos lanzar cargas satelitales desde fuera del territorio de los Estados Unidos, eso es algo muy importante.
¿Qué hace falta en estas regiones para subir el escalón y fortalecerse en este sector?
Mayor decisión del Gobierno. Que deje de ser un discurso y se hagan inversiones. Este Gobierno ha tenido grandes avances aun sin haber puesto dinero. Entonces, lo que nosotros podríamos hacer con un presupuesto dedicado a eso y con una entidad que sea encargada de desarrollar esas actividades sería muy grande.
¿En qué pueden trabajar los actores privados o no gubernamentales para empezar a sacar más provecho a esta industria y hacer que crezca?
Desde hace unos años, en 2016, en Colombia existe una fundación sin ánimo de lucro que se puso por nombre Agencia Espacial de Colombia, ellos están desarrollando iniciativas que están enfocadas al tema de la educación STEM y también quieren desarrollar proyectos de construcción de satélites. Aunque hace como un año y medio anunciaron que iban a lanzar un satélite este año, no ha sido posible. Creo que eso demuestra el hecho que, por sí solos, aunque tengan la voluntad, necesitan de la mano del gobierno.
El año pasado también se creó otra sociedad privada que se llama ‘National Space Society – capítulo Colombia’, ellos están buscando trabajar de la mano con el gobierno para desarrollar el tema espacial, pero realmente no hay un interlocutor que tenga poder dentro del gobierno para el tema. Eso era un poco lo que yo hacía cuando estaba en vicepresidencia, pero yo no tenía recursos. En ese caso, cómo invito a proyectos si, además, tenía que coordinar las decisiones con 15 entidades más o menos. Creo que también demuestra que desde la parte gubernamental todavía es donde hay más cosas por hacer para que se produzcan efectos en el sector privado.
[1] La Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite de Colombia
[2] Hace referencia al documento del Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES) que marca la ruta de las políticas públicas de diferentes sectores en Colombia